jueves, 31 de diciembre de 2015

Conversando con una demostradora de lencería y sex-shop



Conversando con una demostradora de lencería y sex-shop
por Adán Salgado Andrade

En los difíciles tiempos que vivimos actualmente, caracterizados por frecuentes y cada vez más profundas crisis económicas, desempleo o subempleos que apenas si permiten sobrevivir, descomposición social, mafias políticas y empresariales que controlan fácticamente el poder, generalizada violencia, simulado “terrorismo” (como los supuestos atentados “terroristas” emprendidos por el Estado Islámico, creación frankensteniana de mercenarios de la CIA estadounidense que sustituye a Al Qaeda), depredación ambiental… y muchos otros, resulta interesante revisar cómo nos las arreglamos los ciudadanos comunes para sobrevivir dentro de tanta adversidad.
Ya antes he escrito sobre cómo se sobrevive, más que vivir, en este país, no sólo personas que no cuentan con una preparación universitaria, digamos, sino incluso aquéllas que son profesionistas y se tomaron sus buenos años de empeño para estudiar una carrera y tratar así de existir decorosamente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2008/12/sorteando-la-crisis_28.html).
Actualmente, ya ni ese hecho, el contar con una carrera universitaria, es sinónimo de seguridad y estabilidad laboral, pues estadísticas recientes muestran que en México, sorprendentemente, están más desempleados los grupos poblacionales que cuentan con una licenciatura, maestría o doctorado (ver: http://archivo.eluniversal.com.mx/primera-plana/2014/impreso/preparados-sufren-mas-desempleo--43966.html).
Por otro lado, al haber cada vez menos oportunidades, dado el altísimo desempleo que de por sí es característico del capitalismo salvaje (por la absurda tendencia de producir más con menos mano de obra), que se incrementa mucho más en tiempos de crisis, como el actual, el llamado sector “informal” de la economía (definido como aquel que no está registrado y, por lo mismo, no paga impuesto alguno) es el que últimamente – y cada vez en aumento – es la solución a millones de personas en el mundo que acuden a él para obtener alguna forma de ingreso, realizando una actividad terciaria, tal como la venta de algún producto, desempeñando un “servicio” (lavacoches, franeleros, cirqueros de cruceros, limpiaparabrisas…) o trabajando en establecimientos de todo tipo – talleres mecánicos, maquiladoras, fondas…–  que, a su vez, laboran también en la informalidad.
Y es absurdo lo que la mafia en el poder del país ha querido imponer como “explicación” a la crisis económica, de que es debida al “desproporcionado aumento del sector informal”, pues es justamente al contrario, porque las frecuentes crisis económicas, inherentes al capitalismo salvaje, que provocan más y más desempleo a nivel mundial, son las que empujan a millones de personas sin trabajo a hallar la solución realizando labores “informales”, como peyorativamente se les llama, pues finalmente se trata de trabajos honrados, la mayoría, no de actividades delictivas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2012/12/economia-informal-la-verdadera.html).
Como señalo antes, es interesante revisar las actividades que realizan las personas, sean formales o no, con tal de percibir una remuneración que les permita sortear la crítica existencia. Sostuve hace unos días una interesante conversación con Claudia, una chica de 19 años que debe desempeñar la doble, pesada tarea de estudiar y trabajar al mismo tiempo, como miles de jóvenes deben de hacer en este país, con tal de seguir sus estudios, ante la disyuntiva de suspenderlos, advertidos por la familia de que “si quieres estudiar, pues debes de trabajar, porque ya no me alcanza para pagarte la escuela”.
Claudia, de repente, se vio en esa encrucijada. La atractiva estudiante universitaria tuvo que decidir entre trabajar y dejar sus estudios o, más difícil aun, trabajar y estudiar al mismo tiempo. “Mira, mi madre es madre soltera, y hace poco se quedó sin trabajo, así que no tenía ya dinero para darme, ni para mis pasajes. Mis otros dos hermanos también tienen que trabajar, y pues no me quedó de otra. Y, la verdad, no quise dejar la universidad”, afirma, por lo que ha debido combinar sus estudios de sociología con el trabajo digamos que formal que logró conseguir por una recomendación familiar.
Pero nada que ver lo que consiguió como empleo, con sus estudios. “Mira, sólo porque sí necesito trabajar y porque no me pareció tan mal empleo, es que acepté”. Además, dice Claudia que sólo por la recomendación familiar es que le dieron el puesto, pues no a cualquiera contratan.
El giro del negocio es venta de lencería y fetiches sexuales en una afamada zona de altos ingresos de la ciudad de México, en la calle de Presidente Masaryk.
Las vicisitudes de Claudia comienzan al trasladarse a la escuela desde su casa, ubicada en Texcoco, hasta la Fes Aragón, en donde estudia. Su horario de clases es de las nueve de la mañana hasta las trece horas. Debe salir a las siete cuarenta y cinco, a más tardar, para que el trayecto que realiza abordando un pesero, en seguida el metro y, de nuevo, pesero, le permita llegar a tiempo. No falta que a veces un embotellamiento, algún accidente, o cualquier imprevisto, ocurra y que ese día, Claudia llegue tarde a la escuela.
Pero a donde no se puede dar el lujo de llegar tarde es a la tienda de lencería y sex-shop, en la que labora de las tres y media de la tarde, hasta las ocho de la noche. Ese recorrido sí es terrible, ya que le lleva ¡dos horas y media trasladarse!, debido a las condiciones de movilidad tan malas que existen en esta anárquica concentración urbana, que es la ciudad de México (increíblemente, el promedio actual de velocidad es de 4.5 kilómetros por hora, lentísimo en comparación con el que había en 1910, que era de 10 kilómetros por hora). Un taxi, el metro y quince minutos de rápida caminata, son los medios que la llevan a su destino laboral.
Y ya cansada tanto de sus actividades escolares, así como de tan largo y ajetreado trayecto, es que Claudia debe de prepararse anímica y físicamente – “ponerme linda, ¿no?” – para su jornada laboral, que comienza, como ya señalé, a las tres y media de la tarde y termina a las ocho de la noche, si bien le va. “Ya sabes, no falta que debo de ordenar esto o guardar aquello”, me dice, con resignado tono.
Su sueldo mensual es de cuatro mil quinientos pesos, más comisiones, las que dependen de lo que venda ella y de la capacidad adquisitiva de los clientes. Si Claudia fuera jefa de familia ese sueldo, aun con comisiones, sería sencillamente insuficiente. Pero, al ser aun hija de familia, siendo su mayor problema el costearse sus gastos, considera que son “suficientes”.
“En temporada mala, pues saco quinientos pesos de comisiones, pero cuando se vende mucho, hasta mil seiscientos pesos al mes”, precisa Claudia. Así que, cuando le va bien, su salario sería de poco más de seis mil pesos mensuales, casi lo que un malhadado mafioso “secretario” del pasado calderonato, declaró que era suficiente para que una familia de clase media pudiera vivir (la cantidad exacta era de seis mil quinientos pesos. Es de esperarse que tanto mafioso en el poder ganara tal cantidad, con tal de que pudieran compartir con todos nosotros tan generalizado “buen” salario).
Pero es lo único, pues aunque le pagan neto, sin ningún descuento (¡ya sería mucho que lo hicieran con tan magro salario!), Claudia no cuenta con ninguna prestación extra, ni seguro social. “Así que si me enfermo, pues no me pagan. Lo bueno es que tengo seguro por parte de la universidad – se refiere Claudia al seguro facultativo, al que todo estudiante universitario tiene derecho, mientras continúe con sus estudios –, pero no, no tengo derecho a nada más, ni vacaciones, ni aguinaldo, ni nada”. Refiere que ha platicado con muchos empleados de otros establecimientos y, al parecer, nadie cuenta con prestaciones, aparte de su salario neto. Claro, es el resultado de la así llamada flexibilización laboral, imposición “legal” que ha dejado prácticamente en la total indefensión a millones de trabajadores, los que pueden ser contratados incluso hasta por horas, sin ningún compromiso extra por parte del contratante, más que de pagarle su sueldo y ya.
Sin importar el magro salario que le pagan, Claudia debe lucir “muy buena presentación” – “tengo que usar siempre tacones y a veces vestido”. Ya, bien presentada, es que Claudia emprende sus labores, que son la de mostrar los artículos que se venden allí. “Sí, es una boutique de lencería y de objetos sexuales. Llegan clientes preguntando por una tanga o un brassiere o que quieren que les muestres, no sé, un consolador o un vibrador. Y si es un hombre, pues no falta que te mire con lujuria cuando le enseñas un objeto sexual, ¿no?, casi violándote con la mirada. Y sólo te haces la loca, y muy profesional, no le haces caso a sus insinuaciones y le sigues mostrando lo que quiera. Es lo que me molesta, ese hostigamiento que te hacen, ya sólo porque te ven chava, trabajando allí, creen que pueden hacerte lo que quieran, ¿no?”, dice, pensativa. Claudia.
En efecto, en una sociedad machista, como en la que actualmente domina casi en todo el mundo, la mujer está muy expuesta a esos tratos y humillaciones, los que se multiplican al trabajar en algo así. Dice Claudia que tanto su jefa, así como sus empleados de vez en cuando se muestran hostiles hacia ella. “Como soy la más joven, me ven como una niña a la que todo le pueden hacer y… por la necesidad es que tienes que aguantarte”.
A pesar de ello, trabajar allí, le ha dejado a Claudia algunas satisfacciones. “Fíjate que no todos los clientes son iguales. Algunos son muy decentes… hay de todo, pero muchos, como gays, incluso te piden consejos, y hasta de psicóloga la hago”. Se refiere a que algunos de los clientes son travestis, dedicados a la prostitución, y varios de ellos van a la tienda a comprar parafernalia para desempeñar lo más profesional y sensualmente su labor. “Sí, muchos de verdad que se ve que sufren mucho y me pongo a platicar con ellos y, allí los tienes, contándome toda su vida”. No sólo travestis, sino que varios de los hombres y de las mujeres que acuden al sitio, se han acercado a Claudia, para, simplemente, platicarle sus penas.
Es entendible, pues vivimos en una sociedad tan descompuesta, tan individualista, tan egoísta… que el contacto humano de todo tipo, casi se ha perdido, sumidos cuasi permanentemente en una inevitable soledad a la que, primero, nuestras actividades y, segundo, tal hostil “sociedad” en la que vivimos, nos relega.
De las cosas “chuscas” que ha visto Claudia es que muchas veces van clientes, tanto hombres, como mujeres, acompañados de lo que, supone, han sido o sus parejas o las amantes o los amantes. “Sí, nada más me aguanto la risa. Por ejemplo, hay hombres que cuando vienen con sus esposas, te das cuenta, pues las tratan muy despectivos y si ellas les piden su opinión sobre si esa prenda, como un negligé, les queda bien, pues los esposos les dicen que sí, que lo que sea, se muestran muy impacientes. Pero luego, a los dos días, vienen con una mujer, mucho más joven que la esposa y que ellos, que se ve que es la amante, porque los ves muy complacientes y les tienen mucha paciencia y les dicen ‘sí, mi amor, lo que tú quieras, sí, se te ve muy bien’ y les compran todo lo que quieren, sí, disfraces, tangas… lo que sea, y se gastan un dineral, tres, cuatro mil pesos… de verdad, y piensas, ¡qué hipócritas!, ¿no?, pero, pues los atiendes y te haces la loca… y es que te ven, así, como que te hacen su cómplice y que aguantes presión, ¿no?”, recuerda con una sonrisa Claudia esas ocasiones.
Mucho de lo que vende, sobre todo lo que adquieren hombres, no para ellos, sino para sus esposas o, más bien, sus amantes, son los fetiches que dan vuelo a sus fantasías sexuales, sobre todo disfraces para imaginarse que están con una colegiala, una enfermera, una tabledancer… muy a la manera de lo que puede verse en esa excelente cinta española que aquí se llamó “Por no quedar pobres”, cuyo título original es “Torremolinos 73”, estelarizada por Javier Cámara y Candela Peña, sobre el caso verdadero de un vendedor de enciclopedias, quien empujado por la crisis y la modernidad de los 1970’s, se ve forzado a realizar lucrativos videos erótico-pornográficos con su esposa, la que, para dar variedad a las, digamos, inocentes secuencias, se vestía con todo tipo de atuendos, no sólo de colegiala o de enfermera, sino hasta de bombera, ejecutiva… y más, con tal de que fueran exitosas sus propuestas cinematográficas, por las que recibían cincuenta mil pesetas de entonces, el equivalente a vender 176 enciclopedias (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Torremolinos_73).
Dice que cuando fue el Buen Fin de este 2015 (burda copia calderonista del evento consumista estadounidense realizado en el Black Friday), a pesar de la crisis, todas las existencias de la tienda, tanto de lencería, así como de fetiches sexuales, se vendieron, pues las dieron a mitad de precio y lo que tuvo una fuerte demanda fueron, justo, los disfraces de colegialas. Así que ello deja ver las pedófilas, inconscientes inclinaciones que casi todo hombre lleva dentro, podría inferirse.
Contra lo que pudiera pensarse, dice que la lencería, o sea, las prendas íntimas de mujer, son más adquiridas por los mencionados travestis, que por las propias mujeres, quizá para que sus clientes imaginen en todo momento que están con verdaderas mujeres, con tal de que tales clientes consideren que no son homosexuales, del todo, sus inclinaciones. Me viene a la mente una escena de la cinta “Boys don’t cry”, en donde un par de energúmenos, violentos machos, violan a Brandon, el personaje transgénero principal, estelarizado por Hillary Swank, quizá queriendo experimentar qué se sentía violar a una mujer con apariencia varonil, o a un hombre, con apariencia femenil (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Boys_Don't_Cry_%28film%29).  
En fin, que las singularidades sexuales así son, ni blancas, ni negras, sino grisáceos matices, como Pedro Almodovar mostraba en sus primeras cintas. Pero, eso sí, sin obligar a nadie a practicar lo que no le guste, pues, entonces, eso ya se convierte en perversiones y desviaciones sexuales.
“Como te digo, he tenido buenas y malas experiencias, pero dentro de lo que cabe, me siento bien”, afirma Claudia.
Sin embargo, entre lo malo, está la relación con su propia familia, que se ha vuelto un poco distante. “Pues como todos trabajamos, a veces ni nos vemos, se pierde la convivencia, sí, pero… pues qué haces, ¡es la necesidad que tienes de trabajar!, ¿no?, de hacer tus cosas”, suspira, resignada.
También, en la escuela ha bajado algo su aprovechamiento. “En el trabajo tengo prohibido leer o hacer tareas. Tengo que estar siempre atenta a quien llegue, aunque a veces no se paren ni las moscas, así que sólo cuando llego a mi casa es cuando puedo hacer tarea, pero te juro que siempre llego tan cansada que ni siquiera ceno y sólo me acuesto… de verdad”.
Sí, es de comprenderse que por la jornada tan difícil, con tantos traslados, molestias, tensiones en el trajín diario y en el trabajo, Claudia llegue extenuada cada final del día. “De verdad, se me va la juventud, pues ya casi ni tengo vida social, no voy a fiestas, no voy al cine, no me puedo ver casi con amigas, ni con mi novio… pero, como te digo, si quiero seguir estudiando, es la única solución que tengo, trabajar y estudiar”.
No faltan los desafortunados “imprevistos”, como el que hace poco sufrió, al ser asaltada la unidad del transporte colectivo que la lleva de Indios Verdes a Texcoco. “¡Me robaron credenciales, dinero, llaves… todo. Lo peor es que tengo que hacer los trámites para recuperarlas!”. Debió faltar a su trabajo para cumplir con el engorroso burocratismo requerido.
Al final, cuando le pregunto a Claudia sobre qué piensa de la importancia de la lencería en la actividad sexual-amorosa, se toma unos instantes para pensarlo y me dice “Yo creo que es una forma de seducir y sentirte segura, sexy y provocadora para tu pareja, pero para mí, lo más importante, es primero quererte a ti misma y querer tu cuerpo, sentirte segura y bien, ya que eso es lo que vas reflejando. Y la lencería te tiene que hacer sentir eso. Bien dicen que el humano se enamora tan solo con observar detalladamente las cosas“.
Sí, de la vista, nace el amor, como dice el refrán, con lo cual concuerdo totalmente. Ya, luego, vendrá la parte más importante, la de la inteligencia y el espíritu, los que perduran aun cuando el cuerpo envejezca, las condiciones más difíciles de lograr en toda relación amorosa.
Pero, bueno, mientras tanto, muchos antepondrán sus fantasías sexuales a toda forma de entendimiento espiritual e intelectual. Y mientras eso suceda, tiendas de lencería, fetiches sexuales y los eventuales consejos de chicas tan amables y luchonas, como Claudia, serán inestimables.
 sex
Contacto: studillac@hotmail.com

Corrupción corporativa: ganancias y salarios extras



Corrupción corporativa: ganancias y salarios extras
por Adán Salgado Andrade


En un artículo anterior, analicé la importancia que en este país tiene para toda empresa la facilidad mediante la cual es posible sobornar en cualquier nivel de mando a algún “funcionario” que esté en posición de realizar adquisiciones o de construir alguna obra para la dependencia en la que trabaja y tiene suficiente poder de “decisión”. Entrecomillo la palabra “decisión”, pues ésta depende muchas veces de que la empresa proveedora de, por ejemplo, la papelería para la oficina, el material de cómputo o la que deba de realizar alguna obra civil, como una ampliación de las instalaciones o un trabajo público, tal como una nueva avenida, un puente, una nueva línea del metro… le “lleguen al precio”, como se dice aquí, o sea, que “gratifiquen” suficientemente bien a tal funcionario para que éste, sin mayor trámite burocrático, “decida asignar” a la empresa oferente la compra de materiales o la construcción de obras, aunque la mayoría de las veces, ni siquiera sea la mejor opción, en cuanto a precio y calidad. Eso que aquí se denomina, muy en la jerga del soborno, “diezmo”, es algo tan cotidiano que, de entrada, muchas empresas deben de considerar como parte de los “costos” el diez por ciento, que viene siendo la norma, que se entregará a tal o cual “funcionario”, para que se asigne, sin chistar, la compra u obra, la que, por supuesto, dejará ganancias tales, que justifican que dicha empresa renuncie al citado diez por ciento, el que corresponde al gasto dedicado al soborno (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/11/de-corrupcion-y-diezmos.html).
Aquí sobran ejemplos de corrupción a muy altos niveles. Y no solamente con la mafia priísta que por décadas ha rapiñado el control del poder en este saqueado país, sino que, en el también mafioso ínterin panista, el foxato y el calderonato, para que no se dijera que esos mafiosos no tenían igual o mayor poder para romper con los impuestos niveles de corrupción de los sexenios anteriores, como si se tratara de una competencia, llegaron igualmente a niveles de fraudulentos caprichos, más que “proyectos”, a pesar de que los mafiosos panistas, antes de hacerse con el poder, criticaban tanto la corrupción priísta y prometían que, de ascender a la presidencia, eso no sucedería. ¡Vaya si rompieron con creces las promesas de combatir las corruptas prácticas priístas (finalmente, se trató de una simulación, para que la mafia priísta se reacomodara y retomara más fortalecida el poder).
Por ejemplo, en el sexenio foxista, a pesar de que el petróleo dejo cientos de miles de millones de dólares en exportaciones, no sólo no se vio aplicado en la realidad económica, ni social del país, sino que ni siquiera se construyó con tanta riqueza petrolera que obtuvimos una nueva, muy requerida refinería. Lo mismo sucedió durante el calderonato, en el cual se llegó a la materialización de obscenos dispendios, tales como la totalmente inútil “Estela de luz”, costosísimo mamotreto con el que se pretendió “celebrar” los 200 años de la así llamada “independencia” (aclaro que la intención tanto de Hidalgo, así como de Allende fueron lo más honestas y auténticas posibles, mas el resultado fue producto del oportunismo de las clases privilegiadas y militares criollas).
Esa inutilidad costó tres veces más que lo originalmente proyectado, pues de un presupuesto original de 400 millones de pesos, se infló a los 1300, con lo que se pudo bien haber construido un hospital de especialidad, perfectamente montado con todo lo necesario. También en el calderonato  se construyó la que sería la “nueva” sede de los mafiosos “senadores”, una obra que costó casi $2300 millones de pesos. Por si no hubiera bastado su alto costo, ese edificio resultó con muchos defectos, pues por la corrupción implícita en su edificación, se retrasó su entrega, salieron infinidad de fallas, tales como puertas de vidrio que se quebraban repentinamente, falta de agua, goteras, estacionamientos inadecuados… y así (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2012/04/final-de-otro-sexenio-panista-mas.html).
Y ni se diga que por las “buenas relaciones” que Calderón tenía con obscuros personajes de otros países, se permitieron millonarios, corruptos contratos. Eso pasó, por citar un caso, con el español Iñaki Urdangarin, esposo de la así llamada “infanta” Cristina (mafiosa perteneciente a la “familia real”, hija del corrupto “rey” Juan Carlos,  a la que se acusó de asignarse jugosos sueldos, pagados por los contribuyentes, sin hacer absolutamente nada. Ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/01/08/sociedad/032n1soc).
Urdangarin, aprovechando que la parásita “familia real” española tenía excelentes relaciones con el calderonato,  pretendió hacer o hizo muy buenos negocios en México, lo que se le vino abajo justo cuando también en España se le acusó de corrupto, junto con su esposa Cristina (ver:  http://alo.co/actualidad-y-entretenimiento/caso-de-esposo-de-infanta-cristina-por-corrupcion).
Ese mafioso tenía pensado invertir en cuestiones como agua potable, desarrollos turísticos y energía eólica. Cabe preguntarse si se concretaron algunos de esos "negocios". Pero, como ya he referido, en este neocolonizado, saqueado país ninguna corruptela de altos niveles se investiga y todo queda entre "cuates".
A pesar de tantas evidencias de fraudes y corrupción, al final, ni a Fox, ni a Calderón se les imputó cargo alguno, prueba de que entre los mafiosos existen acuerdos de inmunidad e impunidad y, cuando mucho, es uno que otro “pez gordo” al que hay que hacer la simulación de “sancionar” (en el peñato, Elba Esther Gordillo ha sido uno de los chivos expiatorios de menor importancia).
Pero los gánsteres priístas, encabezados por el pelele EPN, en su fraudulento retorno, han buscado superar a sus antecesores y ni a mitad del sexenio iban, cuando comenzaron a salir a la luz sus corruptos portentos (además de la elección misma, que fue total y comprobadamente fraudulenta, pero nadie ha ido a la cárcel por ese craso delito “electoral”).
El caso de corrupción más notorio ha sido el de la así llamada “Casa Blanca”, propiedad de EPN o, “supuestamente”, “de” su esposa. Esa mansión, valorada en cerca de siete millones de dólares (unos 122 millones de pesos, al tipo de cambio actual), investigaciones periodísticas han revelado, fue producto de los obscuros y fraudulentos arreglos que Peña Nieto tuvo con Juan Armando Hinojosa Cantú, dueño de la empresa Grupo Higa, a la cual aquél asignó muchísimos, millonarios contratos cuando era “gobernador” del Estado de México e iba también a adjudicarle parte de la suspendida construcción del tren México-Querétaro. La citada investigación demostró que ni EPN ni su esposa poseían el inmueble, el que, más bien, parecía un regalo por tantos “favores” que Grupo Higa ha obtenido del mafioso priísmo (ver: http://www.periodismo.org.mx/assets/2014-reportaje.pdf).
Igualmente, Luis Videgaray, otro mafioso del clan priísta, posee una casa en Malinalco, valuada en más de siete millones de pesos, producto también de sus arreglos fraudulentos con Juan Armando Hinojosa Cantú, lo que también han revelado investigaciones periodísticas, sobre todo del diario estadounidense The Wall Street Journal (ver: http://aristeguinoticias.com/1803/mexico/grupo-higa-vendio-casa-de-malinalco-a-videgaray-sin-beneficio-comercial-wsj/).
Para que no se dijera que hay impunidad, sólo por no dejar, se revivió a la así llamada Función Pública, encabezada por otro pelele, Virgilio Andrade, a quien se le regañó públicamente, cuando se atrevió a sacar a debate el caso de la Casa Blanca. Eso ha sido más una faramalla, que un verdadero intento por “combatir a la corrupción” (ver: http://aristeguinoticias.com/1911/mexico/tunden-a-virgilio-andrade-por-su-investigacion-sobre-casa-blanca-video/).
Otro caso de corrupción “gubernamental” fue la construcción de la línea doce del metro, la llamada “Línea dorada”, la que llevó más de un año reconstruir y reabrir, pues de acuerdo a los peritajes, muchos de sus tramos eran tan peligrosos, que debieron de rehacerse (ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/03/21/capital/032n2cap).
Dicha línea “dorada de corrupción”, estuvo plagada de defectos constructivos debidos a incontables contratos fraudulentos con la mayoría de las compañías involucradas, desde las constructivas, hasta las que proporcionaron el material rodante, tanto nacionales, así como extranjeras (española, la principal) y milagrosamente no hubo accidentes antes de suspenderla. Pero ni constructoras, ni funcionarios involucrados aceptaron responsabilidad en tan millonario fraude. Las investigaciones han revelado que ya se sabía de antemano de las fallas de dicha línea (ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/03/24/capital/034n1cap).
Está el caso también de la empresa Oceanografía, de Armando Yáñez, dedicada supuestamente a cuestiones relacionadas con la exploración petrolera. Gracias a las relaciones nepotistas de sus dueños, logró contratos que nunca cumplió, y sus fraudes se remontan al calderonato y es hasta ahora que van conociendo, obviamente, muy solapados por sus obscuras relaciones con los mafiosos en el poder. Hasta a Noruega llegaron las corruptelas en las que tal nefasta “empresa” incurrió y por tal motivo se le confiscó en esa nación un buque de exploración (ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/03/16/politica/003n1pol). A pesar del millonario de 400 millones de dólares fraude hecho a Banamex, corrupta institución bancaria (ladrón robando a ladrón), nadie de los responsables, ni Yáñez, el actual ex dueño, ha sido detenido aun y es de dudarse que alguien finalmente sea encarcelado (ver: http://www.cnnexpansion.com/negocios/2015/10/27/yanez-osuna-logra-primer-triunfo-contra-formal-prision).  
También hay que referirse a la corrupción que apenas se cocina, digamos, como la construcción del “súper nuevo aeropuerto”, de la que advierten grupos ecologistas que afectará muy seriamente al medio ambiente, de ésta, ya de por sí, anárquica concentración urbana que es la ciudad de México (ver http://www.jornada.unam.mx/2014/09/05/politica/005n2pol).
Ese proyecto es sólo un muy buen negocio para las constructoras que lo harán y estará plagado de corrupción. Y a pesar de las serias advertencias, tanto ecológicas, así como ambientales y constructivas en su contra, la mafia en el poder ya dio luz verde para que tan amañada obra se realice (ver: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=192557).
Abundan igualmente ejemplos de empresas que a pesar de estar acusadas de actos fraudulentos y de coludida corrupción con “funcionarios” y “gobernantes”, siguen recibiendo, muy campantes, contratos con el gobierno. Tal es el caso de la francesa Alstom y la española OHL, las que "ganaron" licitación para construir el metro en Guadalajara, a pesar de que Alstom  está acusada de adjudicarse contratos en muchos países en que ha realizado obras, mediante sobornos (ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/12/02/estados/030n1est).
Y no se diga de OHL, la que recientemente se ha revelado los fraudes en que ha incurrido, en contubernio con “autoridades”, habiendo inflado demasiado los costos de las obras que he realizado o que está por realizar, en el estado de México y en el DF, algo que, por supuesto, OHL niega (ver: http://aristeguinoticias.com/1009/mexico/el-de-ohl-es-el-caso-de-corrupcion-mas-grave-de-la-historia-reciente-de-nuestro-pais-diez-gargari-en-cnn/).  
Está por demás decir que OHL es una de decenas de empresas españolas, corruptas muchas de ellas (entre constructoras, bancos, empresas energéticas… hasta incluso del ocio), que aceleradamente están reconquistando lo que nos queda de país (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2014/06/la-neoconquista-espanola.html).
No faltan, tampoco, los casos en que algún equipo que se adquirió, no cumpla con los requisitos especificados o, de plano, no funcione. Como ejemplo, está el caso reciente de la adquisición por parte de la SEP de 240 mil costosas laptops en las que gastó 839 millones de pesos, las que no funcionan (ver:  http://www.jornada.unam.mx/2015/02/19/politica/006n1pol).
¿Cómo es posible algo así? De nuevo, la simple explicación: la corruptela, pilar de la “estabilidad” de la que goza la mafia en el poder.
Y es gracias a dicha corrupción y al servilismo, que dicha mafia está reprivatizando sectores claves del país, como los energéticos, sin los cuales, quedamos a merced de los buitres corporativos. La entrega del sector eléctrico y el petróleo que nos queda a voraces empresas de toda nacionalidad, da cuenta de la poca importancia que reviste el país para los mafiosos que lo dilapidan. Muchos de tales mafiosos, que antes fueron “funcionarios” públicos, ahora tienen puestos gerenciales en varias de las empresas que se están adueñando fraudulentamente de la riqueza nacional. ¿Alguien los cuestiona o se queja? ¡Por supuesto que no, pues son parte de la misma camarilla de ladrones, corruptos que sólo nos dominan por la vía de la represión, volviendo cotidianos asesinatos y desapariciones, con tal de que el proyecto capitalista salvaje ancle perfectamente en lo que queda de México y las mafiosas, depredadoras corporaciones puedan seguir sacando buenas ganancias (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2013/09/decadencia-neoliberal-automatas.html).   
Sin embargo, por el lado de las empresas mismas, también es frecuente que salgan a la luz pública fraudes internos que son exprofesamente realizados para incrementar sustancialmente sus ganancias.
Aquí, por ejemplo, cada vez son más frecuentes los “accidentes” que involucran a empresas megamineras, pues éstas, con tal de ahorrar costos, aprovechan la laxitud de las leyes ambientales mexicanas, combinadas con la corrupción “gubernamental”, y destinan lo menos posible en el manejo adecuado de los tóxicos desechos que su depredadora actividad deja (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2013/05/los-destructivos-irreversibles-efectos.html).
Empresas como Grupo México, Peñoles, la canadiense Gold Corp. y muchas otras, han ocasionado graves “accidentes” de derrames de peligrosos desechos tóxicos en tierras y ríos aledaños a varias de sus megaminas, en los cuales, fue la falta de instalaciones adecuadas para el manejo de tales desechos la causa principal. Pero, tampoco es de sorprender, a nadie se ha encarcelado o se ha suspendido a alguna de tales megaminas, las que siguen funcionando como si nada (es el caso de la megamina Buenavista del Cobre, del grupo México, que contaminó muy seriamente el río Sonora, causando estragos al medio ambiente y a la salud de los pobladores, y sigue operando, como si nada).
Los ejemplos de bancos corruptos también son frecuentes. Es el caso, por mencionar uno, de HSBC, institución inglesa que siempre se ha mostrado muy “honorable”. En Estados Unidos (EU) han sido frecuentes sus casos de corrupción, implicando lavado de dinero, pero ha dicho la Reserva Federal que es preferible “solamente multarlo, a prohibirle sus actividades”, en dicho país pues es un banco “muy grande y con miles de millones de dólares en negocios” y no puede darse EU el lujo de deshacerse de él. Aun así, siguen revisándose casos de lavado de dinero y fraudes que HSBC ha hecho recientemente en Suiza, pero muy seguramente saldrá invicto, pues es mayor el poder del dinero, que la “justicia” (ver: http://www.jornada.unam.mx/2015/02/10/economia/021n1eco).
En México, en el 2012, HSBC fue acusado de haber lavado dinero, pero tampoco llegó a gran cosa el escándalo, fuera de una leve “multa” de casi 369 millones de pesos, que para dicho banco es nada (ver: http://www.cnnexpansion.com/economia/2012/07/25/mexico-da-carpetazo-al-caso-hsbc). 
En cuanto a “negligencia” corporativa, que más bien podría referirse sencillamente como velada corrupción de ciertas empresas, ha habido muy famosos escándalos.
Por ejemplo, en el 2002, en EU, hubo un gran escándalo cuando dos empresas, Ford Motor Company, fabricante de autos, y Firestone, fabricante de llantas, por tratar de ahorrar en costos, cada una a su manera, lo único que provocaron fueron una serie de accidentes que les costaron, al ser demandados en acciones colectivas (class actions), mucho más caros que las súper ganancias que pretendieron obtener por sus obscuras prácticas. En el caso de Ford, el vehículo involucrado fue su SUV Ford Explorer, camioneta utilitaria equipada con llantas Wilderness AT, fabricadas por Firestone. Las demandas colectivas demostraron que esos vehículos eran muy peligrosos, pues estaban mal diseñados y tendían a volcarse a determinada velocidad, a lo cual, la empresa automotriz culpó a Firestone por haberle vendido llantas defectuosas, pues, de acuerdo a los peritajes, dichos neumáticos se abrían de tajo durante el rodamiento, sobre todo a velocidades mayores a ochenta kilómetros por hora. Pero Firestone replicó que eso era porque las especificaciones de la Explorer eran muy distintas a las llantas pedidas por Ford, la que las habría requerido mucho más robustas y seguras, pero que con tal de que fueran más baratas, tanto para cumplir con los enormes pedidos que la Explorer tenía, así como para abaratar los precios, la automotriz había falseado dichas especificaciones. Ford, a su vez, replicó que no era cierto, que Firestone, con tal de cumplir con la cuota demandada de las llantas, las que, aclaró aquélla, sí se habían pedido de acuerdo con las especificaciones requeridas por la Explorer, comenzó a reducir el tiempo de hechura de cada llanta, disminuyendo el de la vulcanización de las capas de caucho, lo que las hizo susceptibles de desgajarse en pleno rodamiento.
En conjunto, las empresas, por su mal actuar, haya sido o no mutuamente convenido, debieron de pagar, como señalé antes, fuertes indemnizaciones por todos los accidentes que SUV’s Explorer mal diseñadas, así como llantas mal fabricadas, provocaron.
En el caso de Firestone, la acción la llevó a su desaparición, por parte de la japonesa Bridgestone, poseedora de dicha marca. Ford, con más recursos financieros, resistió el embate y a pesar de que insistió en que las llantas de Firestone habían sido las culpables, rediseñó la Explorer, haciéndola más baja y reduciendo el centro de gravedad, con tal que fueran menos propensas a las volcaduras, pues se reportaron accidentes igualmente graves con otra marca de llantas
Pero mientras la mancuerna manufacturera duró, las ganancias se multiplicaron bastante por los millones de camionetas Explorer’s y llantas que se vendieron (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2007/11/bush-el-buen-amigo-de-las-corporaciones.html).
Otro caso reciente fue el de la empresa General Motors, la que debió llamar en el 2014, a millones de autos de sus modelos Cobalt y Saturn por un defecto en el encendido, el que no hubiera costado más de 57 centavos de dólar por cada auto para corregirse (ver: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/04/140401_eeuu_carros_general_motors_msd.shtml).
La empresa simplemente concluyó que no era “un caso aceptable de negocios” la solución propuesta, ni ninguna otra. Ahora, por tal negligencia, GM ha tenido que estar pagando por las demandas que se han realizado en su contra. Lleva gastados 300 millones de dólares y siguen las acciones colectivas legales, lo que incrementará lo que deberá de desembolsar (ver:http://www.foxnews.com/us/2014/04/06/families-victims-want-gm-insiders-prosecuted-for-deadly-defects-burden-proof-is/).
Quizá el caso más emblemático de corrupción empresarial interna sea el que aun no se ha arreglado y, al contrario, sigue creciendo por la magnitud del escándalo. Me refiero a la empresa Volkswagen (VW), de la que hace unos meses salió a la luz que trucó el software de sus motores diesel de ciertos modelos, con tal de que las emisiones aparentaran ser reducidas, en comparación con las de otras marcas, pero que, en realidad, eran mucho mayores (ver: http://www.jornada.unam.mx/2015/09/19/economia/037n2eco).
Eso fue descubierto por la EPA (Environmental Protection Agency) de EU, la que denunció el engaño y, desde entonces, las demandas y acciones legales en varios países podrían llegar a exigir multas y fuertes compensaciones económicas, que pondrían en riesgo la existencia misma de dicho gigante automotriz alemán. El escándalo ha sido aun mayor puesto que se tiene como muy honorables a las empresas alemanas, especialmente a VW, de la que se tenía una muy alta opinión, tanto por la calidad de sus modelos, así como por su honorabilidad. Y es que reconocen ingenieros de VW que manipularon emisiones porque sus jefes así se los exigieron. Muy grave esto, pues se impuso corrupción al diseño honesto y confiable, del que siempre había gozado dicha marca. Muy difícil será que recupere su prestigio (ver: http://www.jornada.unam.mx/2015/11/09/economia/034n1eco).  
Lo que pretendió VW ahorrar en costos de fabricación para aumentar sus ganancias, ahora lo perderá en los multimillonarios gastos legales que tendrá que enfrentar en muchos países. En México, lo más que se ha temido es que pudiera despedir a cientos de obreros de su planta en Puebla o que la cerrara definitivamente, pero no se ha pensado realizar ninguna acción legal en su contra y eso que hasta en Alemania, país de procedencia de VW, se le está investigando por prácticas fraudulentas (también se está investigando a otras automotrices. Ver: http://www.jornada.unam.mx/2015/11/12/economia/033n2eco).
En fin, los casos mencionados, tanto de corrupción “gubernamental”, así como de “negligencia” corporativa (léase, empresas corruptas), son algunos de los que han salido a la luz, pero ha habido, y habrán, cientos de miles que nunca se conocerán.
Eso sí, habrán abultado o abultarán las millonarias cuentas de corporaciones y de mafiosos en el poder que gracias a esas corruptelas serán más y más ricos, a costa de seguir depredando a este destruido planeta y de hambrear a miles de millones de sus habitantes.

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